Puerto Rico: La energía distribuida y renovable toma fuerza desde las comunidades
- Midyivia Torres
- 17 jun
- 3 Min. de lectura
En los últimos meses, Puerto Rico ha vivido un despertar energético desde las bases. Más allá de los titulares y las promesas políticas, son las comunidades quienes están liderando una transformación silenciosa pero poderosa: la adopción de sistemas de energía distribuida, solar y con almacenamiento. Lo que alguna vez fue un concepto técnico reservado para ingenieros y expertos, hoy se ha convertido en una conversación común en vecindarios, redes sociales, escuelas y medios locales.
Y es que cada apagón —como el masivo que afectó la isla durante Semana Santa— se convierte en un recordatorio brutal de nuestra vulnerabilidad. Pero también, en una oportunidad para replantear el futuro energético. Esta vez, muchas comunidades no se quedaron en la oscuridad: gracias a microredes solares, cooperativas y proyectos comunitarios, sectores completos lograron mantenerse operando con normalidad. Uno de los casos más emblemáticos fue el de Adjuntas, donde la organización Casa Pueblo ha impulsado una infraestructura local y renovable que ya ha sido probada en múltiples emergencias.
Un récord que habla por sí solo
De acuerdo con cifras recientes, Puerto Rico superó los 1,100 megavatios pico de capacidad solar instalada en el primer trimestre de 2025. Pero lo más relevante es que más del 60 % de esa energía proviene de generación distribuida: hogares, negocios y comunidades que producen su propia electricidad, y la almacenan para cuando más la necesitan. Este no es un detalle técnico. Es un cambio estructural en cómo entendemos y vivimos la energía.
Y es que si algo ha demostrado esta etapa post-María, es que depender exclusivamente de una red centralizada (y frágil) ya no es una opción viable. Las personas quieren control, seguridad y autonomía. Quieren saber que sus neveras seguirán funcionando, que sus equipos médicos estarán protegidos, que sus hijos podrán estudiar sin interrupciones. Y lo están logrando, panel a panel.
El pulso social está más fuerte que nunca
Este cambio no solo se ve en los techos. Se siente en las redes. Cada vez más figuras públicas, periodistas, activistas y ciudadanos están hablando de resiliencia energética, de justicia ambiental, de cómo democratizar el acceso a la energía renovable.
En plataformas como X (antes Twitter) o Instagram, voces como la de la meteoróloga Ada Monzón, o líderes comunitarios como Christine Nieves (Emerge Puerto Rico), están empujando la narrativa hacia soluciones reales. No se trata solo de instalar paneles, sino de crear modelos colectivos, fomentar la educación energética y exigir políticas públicas que beneficien a todos, no solo a los que pueden pagar de inmediato.
Por eso se está discutiendo la importancia de programas que garanticen acceso equitativo: fideicomisos verdes, cooperativas solares, financiamiento subsidiado para comunidades vulnerables. En este momento, el futuro energético no puede depender solo del bolsillo del consumidor: tiene que ser una responsabilidad compartida entre Estado, sector privado y ciudadanía organizada.
Educación, la base de la transformación
La energía distribuida está ganando visibilidad, pero también comprensión. Eventos educativos, exposiciones interactivas, blogs como este y contenido audiovisual están ayudando a que más personas entiendan conceptos como la medición neta, los beneficios del almacenamiento con baterías, la diferencia entre un sistema “off-grid” y uno interconectado, y los derechos que tienen como consumidores energéticos.
En un país donde la electricidad ha sido motivo de angustia por décadas, saber es empoderarse. Y el conocimiento, como la energía, también debe distribuirse.
Un camino que apenas comienza
La meta de Puerto Rico es clara: alcanzar un 100 % de generación renovable para el año 2050. Pero si algo nos demuestra este momento, es que el camino hacia esa meta ya no depende exclusivamente de grandes contratos o mega-inversiones. Depende de nosotros. De cada techo que suma, de cada comunidad que se organiza, de cada conversación que educa.
Este movimiento es más que energía. Es justicia, es autonomía, es seguridad. Y sobre todo, es la certeza de que sí podemos construir un sistema más justo, limpio y resiliente, desde las manos de quienes más lo necesitan.
✍️ Publicado por GreenSquad Solar – Impulsando soluciones reales, sostenibles y accesibles para todos. Si deseas saber cómo tu hogar o negocio puede formar parte de este cambio, contáctanos hoy mismo.
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